mayo 31, 2011


SAN FRANCISCO GIG REPORT
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WIRE
Con LUMERIANS
En Slim's
17 de abril


En San Francisco hay 2 meses de lluvia, generalmente son febrero y marzo. Por suerte estoy acá desde abril.  A pesar del cielo azul que casi siempre cubre la ciudad fuera de esos dos meses, el frío es prácticamente constante. Pero aquella noche llovía y por supuesto, hacía frío, así que los señores de Wire -que son de Londres- seguro se sentían en casa y eso iba a ser bueno para el show. Esa era una de mis excusas más débiles para convencer a Alejandro y Cotty de que fuesen a verlos también, aunque no tuviesen idea de quiénes eran esos Señores -en sus quintas décadas cada uno de los 3-. No se arrepintieron de ir.

Slim’s es un local sencillo, sin mayor impacto visual y con capacidad para unas 500 personas. Es además un lugar netamente rockero, pero no del tipo destructivo impertinente sino del tipo civilizado-vinimos-a-ver-el-grupo-que-nos-gusta. Tal vez antes era más frenético, pero el cartel que está al lado de la tarima es claro: “No moshpit, no crowd surfing, no stage diving OR YOU WILL BE REMOVED”. De todos modos la mayoría del público esa noche tenía la edad suficiente como para que sus cuerpos les dificultara movimientos de ese tipo.

Al llegar sonaba Love + Rockets, seguidos por Joy Division y por ahí iban sonando canciones acordes con lo que venía. La mayoría del público combinaba canas con chaquetas de cuero; pura veteranía rockera. Civismo total y el público expectante cuando el volumen de la música bajó para recibir al primer acto: Lumerians. "We are Lumerians and we are from... here" soltaba uno de sus vocalistas.


Nunca los había escuchado y me alegra haberlo hecho, son ese tipo de grupos que  te dejan con dudas acerca de su categorización, ¿post-punk? ¿psicodelia? ¿psicodelia-post-punk? por ahí va la cosa;  órganos vintage y una descarga medio punk de vez en cuando -al menos en vivo-. Todo esto cubierto por un aura hipnóticamente oscura, con gran énfasis en la percusión, tanto del baterista como el encargado de reventarse las palmas de las manos con unas congas que le daban un toque tribal a esas canciones. Guitarras y voces cambiantes. Luego los googleé para conocerlos un poco mejor y me di cuenta que tienen todo un concepto visual: usan máscaras blancas inexpresivas, batolas de monjes y demás artilugios que le dan identidad a su gimmick. Pero esa noche estaban vestidos de “civiles”. En fin, más que dignos para abrirles a los señores de Wire, más que dignos para querer buscar sus 2 discos, el 2do., recién salido.




Y finalmente a lo que vinimos, Colin Newman (guitarras / voz), Graham Lewis (bajo / voz), Robert Grey (batería) y un veinteañero que podría tratarse del hijo de alguno de los 3 anteriores (guitarra), aparecieron en la tarima de poco más de un metro de altura, perfecta para complementar los 2 metros que nos separaban de ella.

Empezando con la velocidad y energía industrial de Comet, canción del disco Send (2003), la próxima hora y media prometía... y cumplió. Obviamente el disco más presente en este repertorio iba a ser su más reciente entrega: Red Barked Tree, lo cual es perfecto, porque además de estar recién cocinado, es tremendo disco. Las canciones elegidas para esa noche: Please Take, Smash, Clay, Bad Worn Thing, Moreover, Red Barked Tree y Adapt. Momentos para bailar con la new wavish Advantage in Height, momentos para descargar sin ningún tipo de reparos -pero teniendo cuidado con la gente alrededor, eso si- con Two People in a Room del 154, igual que 106 Beats That y Pink Flag, que fue la canción con la que cerraron la noche, no sin antes regalarnos unos minutos de áspero y violento feedback con el que nos dábamos cuenta que no iban a volver a salir al escenario, no esa noche -lo hicieron 2 veces respondiendo a nuestros incesantes aplausos-. "Estos viejos se dan duro ¿no?" me decía Alejandro. Si, se dan durísimo.

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