octubre 16, 2008

Mondo Nihon


SUICIDIO EN JAPÓN


D r a m a t i z a c i ó n    f i c t i c i a 

naoko87: eres el tokkōtai que vive en Shizuoka ¿no?
tokkōtai: si, soy yo, no me había conectado porque estuve ayudando a mi mamá con su tienda, además perdí el celular
naoko87: ok... pensé que también te habías arrepentido
tokkōtai: ¿cómo que "también"? ¿quién se arrepintió? ¿Issei? ¿Kazu? ¿Tomohiro...?
naoko87: Kazu, nos bloqueó del messenger y no nos atiende el teléfono
tokkōtai: mmm nunca confié en que ella de verdad quisiera hacerlo, estaba demasiado insegura
naoko87: ahora vamos a ser 7
naoko87: por cierto, hay que alquilar la van antes del mediodía
tokkōtai: ok, yo ya tengo las pastillas ¿el plan sigue siendo mañana en Minano?
naoko87: si, ahí es perfecto, no pasa casi nadie, así que no van a interrumpirnos
Tomo-san has entered the conversation
naoko87: ¡hey Tomo! ¿viste quien está aquí?
Tomo-san: ¡el representante de Shizuoka! hehehe no sabíamos nada de ti desde el jueves ¿listo para mañana?
tokkōtai: aquí estoy de vuelta hehehe, si... listo
Tomo-san: acuérdate del tirro
tokkōtai: ya lo tengo
naoko87: debo irme, nos vemos mañana a las 9, avísenle a los demás para que sean puntuales por favor
Tomo-san: yo también me voy, hasta mañana
tokkōtai: perfecto, hasta mañana
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Tomo-san has left the conversation
tokkōtai has left the conversation



R e a l i d a d

Cuando encontraron la van abandonada en una zona montañosa del pueblo de Minano, a las afueras de Tokio, descubrieron los 7 cuerpos intoxicados por el monóxido que entró a la cabina; herméticamente sellada con tirro que tapaba las rendijas de las ventanas.

los 7 se contactaron por un chat en alguna de las páginas que ofrecen conseguir el alma gemela de aquellos que quieren morir, pero en compañía de otros suicidas. Ninguno de ellos se conocía hasta el día que se encerraron juntos en una van alquilada para respirar monóxido de carbono y tomar pastillas para dormir.

Dicen que se ha propagado la existencia de estos sites, que ofrecen conocer a potenciales suicidas, creando una comunidad de gente que por presión social, miedo o cualquier otra causa, desean compartir su último aliento con algún extraño que quiera hacer lo mismo. Por eso parece ser común ver en estas páginas, mensajes como: "¿Puede alguien morir conmigo? envíame un email si es en serio, vamos a morir juntos". Incluso hay algunas que cuentan con shopping lists que contienen artículos para la auto-asfixia y afines. Nada fuera de lo normal.

Japón es un país con reconocida trayectoria suicida, de hecho, hasta tienen su best-seller estrechamente ligado al tema: un libro llamado Kanzen Jisatsu Manyuaru (Manual Completo Del Suicidio) en el que se explican los pros y contras de cada método; desde una sobredosis, hasta la inanición. También es de ayuda para saber desde cuáles edificios saltar de manera eficiente, por mencionar sólo otro de sus instructivos consejos para el suicida ya decidido.

Se han encontrado varios cuerpos con el libro a un lado, por lo que su autor, Wataru Tsurumi, ha sido acusado de incitar a varias personas a acabar con sus vidas. Su libro lleva más de 1.300.000 copias vendidas desde su primera edición, en 1993. Y aunque desde entonces ha habido intentos por varios sectores de vetarlo, no se ha logrado todavía dicho cometido.

Ante toda esta controversia, Tsurumi explica: "El suicidio es una elección personal, no es ilegal, además, aquí en Japón no hay ninguna religión que lo condene, el suicidio siempre ha sido parte de nuestra cultura".

Un concepto de honor nipón ha arropado al suicidio desde el siglo XII, cuando se registra el primer acto de Seppuku -conocido popularmente como Harakiri-, llevado a cabo por el poeta y guerrero Yorimasa, quien abre su cuerpo con una espada a la altura del estómago, dejando sus entrañas al descubierto para que luego su kaishakunin -segundo al mando- lo decapitara, antes de ser atrapado por un clan enemigo, manteniendo de esta manera, su honor intacto. En pleno siglo XX, en 1970, el artista Yukio Mishima también se aplica el seppuku luego de intentar sublevar a militares japoneses para derrocar al gobierno y que estos se rieran de él. Las mujeres, generalmente aquellas relacionadas con los samurais, también contaban con su ritual suicida; el Jigai, que, a diferencia de su versión masculina, consistía en el corte en seco de la yugular, no sin antes haberse amarrado las piernas juntas para que no quedaran abiertas, evitando que su cadáver fuese encontrado en alguna posición indecorosa. Igualmente, estaban los famosos Shinpū , o Kamikaze, como fueron llamados por los estadounidenses al traducir erróneamente su kanji: 神風 -en español es algo como Viento Divino-, que como gran recurso final se estrellaban contra objetivos enemigos, inhabilitándolos y elevando al piloto-mártir hasta un status de héroe, dedicándole incluso un lugar especial en el santuario Yasukuni, ubicado en Tokio.

Muchos de los suicidios ocurridos en el archipiélago japonés hoy día, transmiten menos romance que aquellos dictados por el código bushidō de los samurai, pero siguen estando cubiertos por una sombrilla de honor y tradición (o redención) que si bien no los justifica, los respeta.

Otra modalidad, pero en estos tiempos modernos, se practica en las faldas del Monte Fuji, específicamente un bosque llamado Aokigahara, conocido también como El Mar de Árboles, que ha sido tomado por suicidas que quieren terminar sus vidas rodeados de naturaleza y disfrutando de la paz que ofrece este denominado lugar sagrado. Cada año, un grupo de voluntarios y autoridades forestales, recorren la zona en busca de cuerpos, en 2002 se encontraron 78, siendo el año que ofreció una fatal cifra récord. Si los cuerpos se encuentran en la noche, son trasladados hasta la estación forestal, donde hay habitaciones en las que se encuentran 2 camas; una para el empleado y otra para el cadáver, esto se debe a una creencia japonesa en la que un yūrei - fantasma de alguien muerto antes de tiempo - puede ocasionar molestias si no se encuentra acompañado de alguien vivo, el día siguiente se culmina el traslado de la víctima.


La colocación de carteles con palabras de recapacitación en los alrededores de este bosque parecen no tener mucho efecto en aquellos que ya tomaron la trágica decisión. En algunos, se leen mensajes como: "¡Por favor reconsidera!" o "Tu vida es un regalo de tus padres, piensa en ellos, en tus hermanos, hermanas o hijos, no trates de lidiar con tus problemas solo, busca ayuda profesional". Quién sabe a cuántos han persuadido esos carteles.

5 comentarios:

  1. qué arrecho está este post. Habrá que ir a Japón a ver por qué tantos quieren morir y además, acompañados...

    besos!

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  2. Y yo creí que en Venezuela estábamos jodidos...

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  3. gracias xili! pues si, hay que ver por qué, mira esto que dice un chamo que se hace llamar amaterasu

    AMATERASU: It's hard to explain, but this is a very suffocating, restrictive society. You are supposed to fit in, and if you don't, it makes life really hard.

    por ahí como que va la cosa, al parecer suena menos difícil de lo que en realidad es

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  4. es así JC, aunque en venezuela estamos jodidos porque hay unos cuantos que deberían seguir ese ejemplo japonés y no lo hacen :-)

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  5. Rob, tienes que ver una pelicula Japonesa que se llama Suicide Club, que están pasando en HBO como un ciclo de cine japones.

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