julio 14, 2011


SAN FRANCISCO GIG REPORT
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BLACK LIPS
Con CEREBRAL BALLZY y PERSONAL & THE PIZZAS
11 de junio




En la página de esta sala de conciertos se refieren a Slim's -el local donde tocó Wire en abril- como su club hermana... en femenino -¿?-. Más allá del género, la comparación no está descabellada teniendo en cuenta que ambos lugares ofrecen conciertos de grupos con vena rockera independiente, poco masivos pero valorados por pequeñas legiones de seguidores. Aunque si lo anterior significa un vínculo sanguíneo, ambos lugares tienen unos cuantos hermanos -y hermanas- no reconocidos dispersos por todo San Francisco.  

Sin embargo TGAMH es uno de los que más resalta. Con su decoración vintage y grandiosa, compuesta por columnas y detalles en madera que hace juego con su tamaño; a mitad de camino entre pequeño y mediano. Su capacidad es para alrededor de 600 personas de pie frente al escenario y unas 200 más en los balcones del segundo piso que rodean el escenario y la "arena", de las cuales 100 pueden estar sentadas. Directo a reservar mi silla en el balcón izquierdo cerca de la tarima. En el segundo piso unas camareras te sirven lo que quieras comer o tomar, así que no hay necesidad de ir hasta la barra con riesgo a perder un puesto casi perfecto desde donde puedes descubrir el porqué Black Lips ha tenido tanto hype y buzz por parte de público y crítica.



Con un nombre como Personal & The Pizzas no me hago muchas expectativas para el primer grupo. Con pintas y concepto visual rockabilly-ramonesco, la música de estos señores puede hacerlos clasificar en un concurso donde se busque una banda que versione Ramones. Ni más ni menos, no suenan mal, entretienen por un momento, pero luego quieres que se bajen y pongan un disco de Ramones hasta que se monte Black Lips. Por cierto, tienen una canción que se llama Joey cantada con la melodía de I Wanna Be Your Boyfriend, eso estuvo divertido, una combinación bastante Personal.

Cerebral Ballzy

Cerebral Ballzy: Hardcore desde Brooklyn con unos jóvenes adrenalíticos que obviamente son fans de Dead Kennedys. Sus canciones de entre 1 y 3 minutos a toda velocidad y gritos que no revelaban ni una pista acerca de lo que decían, encendieron la olla en el dancefloor, comenzando a calentar al público que esa noche había ido a por todo. En The Great American Music Hall no sólo el público tiene casi total libertad para descargar su energía pueril, también el grupo; el cantante del combo hardcorero se lanzó repetidas veces al público quien lo paseó por la zona de la olla antes de regresarlo a la tarima, donde brincaba y seguía gritando para luego montarse sobre una corneta y brincar hacia la tarima otra vez. Todo muy divertido, viéndolo sentado, tomándome una cerveza y hablando con los vecinos del 2do. piso; una pareja de Puerto Rico que me decía que en la isla también se escucha "música chévere".

Desde hace tiempo me pregunto si es que no tengo la capacidad de apreciar al 100% algo tan cool como estos sureños que sí, eran lo-fi, pero igual clamaban por algo más de producción. Sin embargo al escuchar Arabia Mountain, el disco nuevo, comencé a engancharme. Mark Ronson les ha hecho un inmenso favor al pulir el sonido del grupo sin sacrificar sus guarradas características. Ahora se aprecia mejor aún su fuerza. Y no hizo falta sobreproducirlos para que grabaran su hasta ahora, mejor disco.

Sus shows en vivo son el hecho por el que han causado más buzz. Esa inclinación a vomitar, besarse entre ellos, incendiar instrumentos, desnudarse y demás gimmicks sacados de la agenda del shock atraen a la gente. De hecho fue parte de lo que me llevó a verlos.


Pero esa noche estuvieron tranquilos, han crecido y madurado, ya son unos hombrecitos en sus veintes; la edad promedio del público en el 1er. piso, quien en todo momento desató el caos que no se veía en tarima. Moshpit, stage dancing, crowd diving, beer throwing y demás demostraciones de adrenalina concertera con nombres en inglés fueron la constante, muy al contrario de su local "hermana" Slim's, donde todo eso queda prohibido. La perfecta visual desde mi área del balcón hizo que me arrepintiera de no llevar -casi- nunca una cámara a los conciertos, hubiese podido tener un álbum completo de antología llamado "Moshpit, stage dancing, crowd diving, beer throwing". Por el contrario, el grupo se limitó a dar brincos y de vez en cuando batear con la guitarra vasos de cerveza medio vacíos. Aparte de eso, tocaron.  




Black Lips at The Great American Music Hall. June 11th. 2011. Photos by Victoria Smith. Published by SFCRITIC

Mi playlist pre-concierto empezaba con Sea of Blasphemy -Los Valientes del Mundo Nuevo, 2007-, seguida de Family Tree -la que abre el disco nuevo-, justamente las 2 primeras canciones del set. Modern Art y Dumpster Dive son otras de las nuevas que recuerdo, a parte de O Katrina -Good Bad Not Evil, también de 2007- y unas cuantas más que no había escuchado pero me mantuvieron igual de satisfecho que el resto del repertorio. Con un sonido mucho mejor que el de sus discos antes de Arabia Mountain, la actitud desatada del público era comprensible, el rock de bar acabatrapo que salía de las cornetas era suficiente para entender el buzz que causan sus shows más allá de su comportamiento en tarima. Los tipos prácticamente acaban de salir de la adolescencia, pero la confianza y soltura con la que tocan hace que la música fluya en un mar de euforia en el que todos los presentes están dispuestos a ahogarse. 


Entré medianamente escéptico y salí convencido, con disco y franela nueva. Black Lips rocks, y en vivo más.


Black Lips at The Great American Music Hall. June 11th. 2011. Photo by Victoria Smith. Published by SFCRITIC

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